domingo, 3 de junio de 2012
¿Qué cantidad de alcohol es saludable?
Reducir la ingesta de alcohol a menos de media copa de vino al día podría evitar casi 4.600 muertes al año en Inglaterra, según los datos de un estudio que ha analizado el impacto de la bebida en algunas enfermedades crónicas y han valorado cuánto podría influir una reducción de su consumo en la mortalidad del país.
La Unión Europea es la región del mundo con mayor consumo de alcohol por habitante. Se calcula que 266 millones de adultos beben alcohol en los límites que se consideran de menor riesgo para la salud, hasta 20 gramos en mujeres o 40 gramos en hombres por día. Sin embargo, un 15% de los europeos consume por encima de ese nivel y un 6% toma más de 40 gramos (mujeres) o 60 gramos (hombres). Cada año las enfermedades relacionadas con la ingesta de alcohol generan, sólo en el Reino Unido, un gasto en torno a los 3.300 millones de libras. El motivo es que la bebida está relacionada con muchas patologías crónicas, mientras que parece ejercer un modesto efecto protector en algunas otras.
La Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer consideró hace unos años que no había un nivel seguro de consumo de alcohol en relación con el cáncer. Según un estudio reciente, se calcula que hasta el 10% de todos los tumores en hombres y el 3% en mujeres de cualquier país europeo pueden atribuirse al consumo de alcohol.
En España, diferentes estudios muestran que la mayoría de la población consume de forma esporádica o habitual alcohol. Ese consumo se ha vuelto preocupante entre los jóvenes ya que uno de cada tres españoles de 15 años (33,5%) admite haberse emborrachado al menos dos veces en su vida, y la mitad de estos (un 15,5%) reconoce que la primera vez fue a los 13 años o incluso antes.
Valorar su efecto
Pero, ¿cuál debería ser el límite para evitar el desarrollo de ciertas enfermedades? Para dar una respuesta a esta pregunta, investigadores de la Fundación Británica del Corazón y del Centro de Investigación en Salud Pública de Geelong, Australia, han aplicado un modelo matemático para valorar el impacto en la mortalidad de 11 patologías que están parcialmente relacionadas con un consumo crónico de alcohol.
Enfermedad coronaria, ictus, hipertensión, diabetes, cirrosis, epilepsia y cinco tipos de cánceres fueron evaluados en este estudio, cuyos resultados publica la revista 'British Medical Journal', y para lo que fueron utilizados datos de la ingesta de alcohol en 15.000 adultos británicos.
Se produjeron 170.558 muertes por las enfermedades consideradas en el estudio en Inglaterra a lo largo de 2006. Teniendo en cuenta que el nivel de consumo de alcohol osciló entre uno y 48 gramos al día, los resultados mostraron que aproximadamente 5 gramos diarios (lo que viene a suponer media copa de vino) son los que se consideran el nivel óptimo de consumo de alcohol, evitando o retrasando con ello 4.579 muertes, principalmente debido a una reducción en el número de cánceres y de cirrosis hepática (un 8% y un 49% de reducción, respectivamente).
Los autores señalan que la creencia de que el alcohol protege de las enfermedades cardiovasculares está extendida. "Sin embargo, nuestro modelo muestra que cuando se tienen en cuentan múltiples patologías de forma simultánea, los niveles de alcohol que podrían realmente asociarse con un menor riesgo de enfermedad crónica son mucho menores de lo que generalmente se acepta o recomiendan el gobierno", afirman. Por este motivo, concluyen, las autoridades deberían modificar sus guías en relación a lograr los mejores resultados de salud pública.
Comer para vencer al cáncer¿Qué alimentos pueden ayudar a combatir el cáncer? ¿Cuáles son los más indicados durante la quimioterapia? ¿Qué pueden comer los pacientes para hacer frente a las temidas náuseas? Una oncóloga y una química especializada en nutrición dan respuesta a éstas y otras muchas preguntas en su libro 'Comer para vencer al cáncer' (Ediciones Nobel).
La doctora Paula Jiménez Fonseca, del Hospital Central de Asturias, atendía en su consulta a la madre de Belén Álvarez. "Me sorprendía que, pese a padecer un tumor de las vías biliares -que es uno de los que más deteriora el estado del paciente-, ella siempre tenía muy buenos resultados en sus análisis", comenta la oncóloga a ELMUNDO.es. Su hija, química especializada en Nutrición, se esforzaba en aplicar todos sus conocimientos teóricos para cuidar su alimentación y ayudarle a sobrellevar mejor las terapias.
Portada del libro
De aquella relación en la consulta surgió la colaboración entre ambas profesionales que ahora acaba de ver la luz en forma de libro. Una obra de consulta que será de gran utilidad para los pacientes con cáncer, pero también para cualquier persona en general, preocupada por lo que se lleva a la boca.
Como explica la oncóloga asturiana, el libro está dividido en dos partes. En la primera se aborda lo que podría denominarse una 'dieta anticáncer', es decir, un decálogo de 10 grupos de alimentos con potentes propiedades antitumorales; pero también cómo cocinarlos (por ejemplo, para evitar las flatulencias de las coles) o cuáles evitar.
"La dieta 'preventiva'", explica la oncóloga, "debería cuidar mucho las calorías que ingerimos, debe ser muy equilibrada, rica en frutas y verduras, con pescado azul, poca carne...". Y añade: "deberíamosrestringir las bebidas azucaradas, la bollería industrial o las chucherías, que contienen muchos azúcares vacíos, que no tienen sentido en el organismo".
Belén Álvarez aclara que todos los alimentos incluidos en su lista están avalados por estudios científicos, como las coles, algunos de cuyos compuestos se encuentran entre los antioxidantes más potentes. En segundo lugar aparecerían los ajos y cebollas ("potentes antiinflamatorios y antisépticos naturales"), el tomate ("rico en licopeno"), los cítricos y su vitamina C, la lechuga y otras verduras verdes ricas en clorofila, las fresas y otros frutos rojos con abundantes polifenoles, las setas, el pescado azul, el yogur natural y el pan y, en décimo lugar, el aceite de oliva.
Para pacientes con cáncer
En el caso de los pacientes oncológicos, las recomendaciones nutricionales cambian debido precisamente al efecto que tiene el tumor en el metabolismo del organismo. Como explica la especialista, "el cáncer te consume, y aunque el paciente no se mueva destruye los depósitos del organismo", por lo que es necesario que los pacientes cuiden especialmente su alimentación para evitar una de las secuelas más frecuentes en los servicios de oncología, la anorexia y la caquexia (pérdida de apetito). "Por este motivo, los pacientes necesitan un aporte extra de proteínas y restringir el azúcar que, por ejemplo, pueden sustituir por un edulcorante natural como la stevia".
El libro también ofrece recetas y consejos contra otros dos compañeros habituales del cáncer, las náuseas y la diarrea. "Para esta última se suele recomendar comer arroz, pero ¿quién puede estar comiendo arroz los seis meses que puede durar un tratamiento de quimioterapia?", se pregunta. "En cambio, pocos oncólogos recomiendan fibra soluble, que sí es beneficiosa".
Por eso el libro incluye 10 recomendaciones para cada síntoma típico del cáncer: investigar la causa que puede estar originando el problema, la forma de cocinar más beneficiosa, los alimentos a potenciar o restringir, pequeños trucos útiles, recetas... y todo ello combinado con dichos o refranes para acabar cada capítulo.
Jiménez reconoce que muchos pacientes salen de la consulta de su oncólogo sin tener las nociones más básicas en materia de alimentación, y lo atribuye a un combinado de factores: "A veces es por el propio desconocimiento de los médicos, porque no tenemos ninguna asignatura en la carrera sobre esto; a veces por la excusa de que no hay tiempoo porque no se le da suficiente importancia al tema", admite.
Una idea en la que coincide el autor del prólogo, el doctor Alfredo Carrato, ex presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), "me gusta este libro, ayuda a responder a la repetitiva pregunta que nos hacen diariamente nuestros pacientes y familiares sobre la dieta más conveniente en cada caso".
El desarrollo pasa factura
El divorcio de los mundos científico y político en Brasil no puede ser mayor cuando el tema de discusión es el futuro del Amazonas y las consecuencias del Código Forestal recientemente aprobado por amplia mayoría (274 votos a favor, 184 en contra y dos abstenciones) en el congreso de Brasilia. El todopoderoso sector agropecuario, que mantiene una extraordinaria influencia en las grandes familias políticas representadas en la Cámara baja, se anotó el pasado 25 de abril la que podría ser su mayor victoria de las últimas décadas y de los años venideros.
Según los estudiosos del Amazonas, el nuevo código representa, en la práctica, una patente de corso para ampliar las áreas legalmente sujetas a deforestación y, consecuentemente, destinarlas al boyante negocio agropecuario. También establece la amnistía general para todos aquellos que cometieron “delitos contra la vegetación” antes de 2008. A menos de dos meses de la celebración en Río de Janeiro de la cumbre medioambiental Río+20, que previsiblemente congregará a un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, el mensaje que Brasil ha lanzado al mundo es, cuando menos, contradictorio.
Tamaña división social en torno al Código Forestal no ha dejado indiferente a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que, según han declarado varios de sus ministros en los últimos días, ha decidido vetar algunos puntos sensibles del texto, como el de la amnistía a los deforestadores. El pasado viernes, la ministra de Medio Ambiente, Izabella Texeira, fue explícita ante un nutrido grupo de periodistas: “El Gobierno no apoya ningún retroceso en la legislación medioambiental ni ninguna situación que obstaculice la producción sostenible de alimentos con inclusión social. Debemos tener respuestas para los pequeños [agricultores] y el texto aprobado en el Congreso excluye las soluciones que el Senado había encontrado para ellos”. Texeira también confirmó que su ministerio ha aconsejado a Rousseff que vete el texto. La presidenta tiene hasta el 25 de mayo para tomar la decisión.
No obstante, la aprobación del polémico código no representa más que una pieza en el mosaico de decisiones adoptadas en los últimos años por diferentes instituciones brasileñas que mantienen en pie de guerra a las organizaciones medioambientales. El agresivo plan de vías de transporte terrestre para vertebrar la región amazónica o la construcción de enormes plantas hidroeléctricas en los cauces de los ríos Xingú y Madeira con el objetivo de consolidar el aún deficiente abastecimiento eléctrico del país son dos asuntos que dejan al desnudo el modelo de desarrollo por el que se ha decantado el actual Gobierno. Todo ello forma parte del denominado Plan de Aceleración Económica (PAC) lanzado en el mandato del expresidente Lula da Silva y ahora apuntalado por su sucesora.
La presidenta Rousseff estudia vetar la amnistía a los deforestadores
“No he leído ningún trabajo científico que apoye algunos de los cambios introducidos en este Código Forestal, como, por ejemplo, la reducción de las áreas protegidas en cerros. Nuestra expectativa era que el Código Forestal representase una actualización de los conocimientos sobre el Amazonas acumulados en las últimas décadas. Es decir, debería ser un ejercicio de inclusión de la ciencia en la ley, y resulta inadmisible que los científicos que trabajamos en estos temas no hayamos sido oídos convenientemente. El resultado es un documento amorfo que en muchos aspectos va a mermar la protección de áreas críticas”, sentencia la experta del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (INPA) María Teresa Fernández Piedade.
En su despacho de la ciudad de Manaos, Fernández se muestra muy crítica con la parte del nuevo código que regula las áreas protegidas en los márgenes de los ríos. “En el caso del río Solimoes existe una diferencia de altura de las aguas de 10 metros dependiendo del periodo del año. En un terreno tan plano como este, en la época de crecidas las áreas inundadas en los márgenes pueden ser de miles de kilómetros cuadrados. Solo en los ríos Solimoes, Negro y sus principales afluentes, cerca de 400.000 kilómetros cuadrados quedarían sin protección”, asegura a tenor de los estudios realizados por su equipo.
Las obras de la hidroeléctrica de Santo Antonio, en el cauce del río Madeira, el principal afluente del Amazonas, representan un nítido ejemplo de los efectos colaterales del desarrollo. A siete kilómetros de Porto Velho, la capital del Estado de Rondônia, los camiones y las excavadoras no claudican en la titánica tarea de culminar un mastodonte de hormigón y turbinas concebido para generar más de 3.000 megavatios. En este punto del Madeira, las otrora aguas tranquilas hoy se revuelven con violencia. Varias comunidades que vivían apaciblemente a orillas del río se han visto forzadas a emigrar a otros asentamientos ante el riesgo de que el funcionamiento de la hidroeléctrica provoque inundaciones que acaben tragándose las precarias viviendas de madera. “Llevo más de 30 años viviendo en este lugar y hasta ahora nunca había visto subir y bajar el agua de esta manera. Aquí ya no nos podemos quedar porque nuestras vidas peligran”, comenta a EL PAÍS María do Carmo da Silva, vecina del barrio Triangulo, uno de los afectados por la puesta en marcha de la hidroeléctrica.
Los científicos alertan de los efectos colaterales del progreso
Es probable que María do Carmo termine habitando en un lugar similar a Vila Nova de Teotônio, un complejo de viviendas construido a toda prisa en plena selva para alojar a 120 familias que antes corrieron la misma suerte. Todas ellas vivían de la pesca, pero desde la construcción de la hidroeléctrica ese tramo del río Madeira parece estar bajo los efectos insondables de una maldición. “Antes residíamos en un lugar donde podíamos pescar hasta 400 kilos diarios, y vivíamos bien. Aquí apenas consigo regresar a casa con la comida del día. No nos ha quedado otra alternativa que abandonar la actividad y buscarnos la vida”, se lamenta José Carlos, que hoy despacha en una tienda de comestibles donde la comunidad puede comprar productos de primerísima necesidad, como aceite, arroz, leche en polvo o algunas verduras. El problema es que Vila Nova de Teotônio fue vendida por los políticos locales como un prometedor polo turístico que mejoraría la calidad de vida de los reasentados. El pronóstico no pudo ser más errado, ya que este lugar es un páramo humano en el que reina el desánimo y la ausencia de perspectivas.
Otro caso sangrante es el de la localidad de Jaci Paraná, a casi 100 kilómetros de Porto Velho. Bajo el impacto de la construcción de la hidroeléctrica de Jirau, también en el cauce del río Madeira, este pequeño pueblo ha visto cómo su población ha pasado de 5.000 a 18.000 habitantes en apenas dos años. Algunos datos obtenidos por EL PAÍS en el terreno pueden dar una idea de la situación que se vive en este lugar: Jaci Paraná contabiliza actualmente un médico, tres escuelas, 10 policías... y 60 prostíbulos.
Al reclamo del empleo fácil en la construcción de la hidroeléctrica, miles de operarios llegados de todos los puntos del país se han instalado en la localidad sin orden ni concierto. Como no hay vivienda para tanta gente, los trabajadores han levantado asentamientos irregulares causando destrozos irreversibles a la naturaleza. Muchos de los que han fracasado en el intento de conseguir un empleo vagan hoy por las calles de Jaci Paraná mendigando o fumando piedras de crack. “Vine desde São Paulo con grandes expectativas, pero me encontré sin trabajo y en medio de la nada. Consumo crack porque no tengo nada mejor que hacer”, comenta Pedro, con la mirada perdida en la pipa que sostiene en una mano.
Los defensores del desarrollo a cualquier precio encuentran un admirable foco de resistencia a poco más de 100 kilómetros al norte de Manaos, la capital del Estado de Amazonas, en la localidad de Presidente Figuereido. En este lugar, a la par infernal y paradisíaco (las temperaturas extremas y una humedad sofocante no ensombrecen uno de los paisajes naturales más enigmáticos y maravillosos de la tierra), Egydio Schwade y sus hijos trabajan sin descanso en una propiedad de 53 hectáreas en pleno corazón de la selva. Recolectan 85 tipos de frutas y tubérculos, y miel de ocho especies de abejas. Jamás han cortado un árbol centenario para obtener madera o para ampliar sus cultivos.
Jaci Paraná tiene un médico, tres escuelas, 1o policías y 60 prostíbulos
Se apañan bien con cuatro hectáreas deforestadas, menos de lo que la ley permite para los pequeños productores, en las que mantienen una pequeña explotación agrícola de autoabastecimiento y venta de productos al por menor. “Somos la prueba viviente de que no hace falta devastar la selva para vivir de su tierra”, comenta Egydio, que vivió y sufrió en los setenta el exterminio de la tribu Waimiri-Atroari, que pasó de tener 3.000 miembros a 400 durante la construcción de la carretera BR-174 que conecta Manaos con Presidente Figuereido. “Es evidente que quien está detrás del Código Forestal es el agronegocio, los grandes productores”, asegura.
En el barrio de Zumbi, uno de los más inseguros de Manaos, se encuentran las instalaciones del Taller Escuela de Lutería del Amazonas (OELA), otro ejemplo plausible de explotación responsable de la selva. En los últimos 14 años aquí se han formado 60 profesionales en el arte de fabricar instrumentos clásicos de cuerda. Su director, Rubens Gomes, explica que el primero de los dos objetivos principales del proyecto consiste en “usar de forma racional los recursos de la selva”. El segundo pasa por la “inclusión y la oferta de oportunidades para jóvenes de baja renta”. Toda la madera usada en los talleres de OELA proviene de explotaciones y empresas reguladas y tiene el certificado FSC (Forest Stewardship Council).
Maderas amazónicas de marupá, tauari, breu branco o coraçao de negro sustituyen al pino alemán, a la jacaranda, al mogno o al ébano. “Después de años de pruebas y análisis físico-mecánicos hemos llegado a la conclusión de que nuestros instrumentos tienen poco que envidiar a los fabricados con especies de árboles en peligro de extinción”, comenta Gomes mientras acaricia las cuerdas de una guitarra clásica recién acabada. “Lo que tenemos sobre la mesa no es un Código Forestal, sino un código agrario que defiende los intereses del agronegocio”, sostiene.
No es ningún secreto que Brasil es la tercera potencia exportadora de productos agrícolas del mundo, tras de la Unión Europea y Estados Unidos. Pese a las embestidas que ha sufrido en las últimas décadas, la inexpugnable región amazónica sigue teniendo un incalculable potencial para aumentar la producción agrícola y ganadera de Brasil. En los cenáculos políticos de Brasilia no pocas voces defienden la idea de que el gigante sudamericano, que atraviesa un momento crucial de su historia, no puede aflojar el pulso frente a las agriculturas subvencionadas de Europa y EE UU.
Uno de cada cinco cánceres se da en personas que ya han superado otro tumor
En oncología, tras cada avance aparece un nuevo reto. Y uno de los que están ganando presencia es el de los tumores secundarios, los que aparecen en personas que ya han superado por primera vez la enfermedad. En el mundo se diagnostican cada año unos 13 millones de casos de cáncer, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, y mueren por esta causa nos ocho millones. En los países ricos, con mejores sistemas sanitarios, uno de cada cinco se produce en personas que ya han superado previamente la enfermedad, ha dicho este jueves Michael Link, presidente del 12º encuentro de la Sociedad Americana de Oncología Clínica que se ha inaugurado en Chicago.
Esto supone que hay que atender a los supervivientes, ha dicho Link, que solo en EE UU son 12 millones. En España, datos recientes delGrupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac) calculan que hay alrededor de 1,5 millones de supervivientes al cáncer.
La aparición de estos tumores y su impacto fue uno de los temas de las primeras sesiones del congreso, al que EL PAÍS ha acudido invitado por Roche. En ella, investigadores como Mark Levine, de la Universidad McMaster, indicaron que incluso los tratamientos como la quimioterapia tienen un efecto nocivo sobre los genes, lo que puede suponer que quienes han tenido un cáncer estén más predispuestos a pasar por otro. En algunos casos, como los linfomas, la proporción de quienes tienen que revivir el proceso es del 10%. Y no se refiere a recaídas del tumor original, sino a otros nuevos. En general, “el riesgo es bajo”, pero hay que informar a los pacientes.
En España hay alrededor de 1,5 millones de supervivientes al cáncer
Si con la quimioterapia pasa esto, más claro aún es el impacto de la radioterapia, como dijo Andrea Ng, del Hospital de Mujeres y Brigham. Más del 50% de los pacientes con cáncer recibe este tratamiento, y el aumento de riesgo futuro, según los datos que expuso, es de un 8%. La solución, por tanto, es reducir la intensidad de la radiación y la zona de exposición.
Lo que no es novedad es que hay factores conductuales que tienen el mismo efecto de aumentar el riesgo de que aparezca otro cáncer. Fumar o haber fumado, beber, la exposición al sol y la obesidad son factores que influyen, como dijo Wendy Demark-Wahnefried, de la Universidad de Alabama. Entre las medidas preventivas, Demark mencionó que estaba demostrado el hacer 150 minutos de ejercicio a la semana y llevar una buena dieta con pocas grasas, menos carne roja y más frutas y verduras.
Respecto a la dieta, Demark afirmó que deben evitarse los suplementos nutricionales, y que los aportes de estos complementos deben obtenerse, en la mayoría de los casos, de lo que se come normalmente. De hecho, los estudios que hay hasta ahora muestran que estos suplementos, como el beta-caroteno, tienen poco efecto, e incluso en alguno se ha visto que son perjudiciales.
La conclusión de estas exposiciones es que “todos los supervivientes a un cáncer están expuestos en cierta medida a que aparezca un segundo”, como concluyó Marie Wood, de la Universidad de Vermont.
Pero este es solo uno de los retos del congreso. A falta de los grandes anuncios sobre ensayos de medicamentos, que se empezarán a dar a conocer el 2 de junio, el presidente de ASCO, Michael Link, avanzó algunos temas. Uno de ellos es que al aumentar la incidencia del cáncer, empieza a aparecer problema con el suministro de algunos, sobre todo en los pediátricos, que son su especialidad. También hay problemas para que todos los pacientes accedan a los fármacos, aunque estos existan y estén disponibles, entre otras causas porque muchos son muy caros.
Además, hay un aumento de la incidencia de los tumores, sobre todo debido al envejecimiento de la población, expuso Link.
El conocimiento se ha ampliado tanto que ahora no se puede hablar de cáncer en general, sino de tipo (de mama) y de subtipo (HER2 positivo, por ejemplo). Esta división según los perfiles genéticos de los pacientes complica el tratamiento a la vez que lo mejora. Pero al fraccionar a los afectados, convierte cada abordaje en el de una enfermedad rara, entendida como la que alcanza a poca gente. Y esto supone que los ensayos se complican y encarecen. Todo esto implica que estamos ante una nueva etapa de abordaje del cáncer a nivel molecular, para la que no estamos preparados, en opinión de Link. Por eso parte de las sesiones del congreso se van a dedicar a definir nuevos estándares de tratamientos y ensayos, que deben agilizarse si no se quiere retroceder en lo ya conseguido, afirmó.
Un fármaco destruye el escondite del cáncer frente al sistema inmune
Lograr que, con ayuda farmacológica, sean las propias defensas del organismo las que acaben con el cáncer, es el sueño que persiguen los investigadores en oncología desde hace años. De hecho, algunos de los fármacos que han triunfado en las últimas ediciones del congreso oncológico más importante del mundo, el de la Sociedad Estaodunidense de Oncología Médica (ASCO), trabajaban precisamente en esta línea, la llamada inmunoterapia.
En esta edición de ASCO, que se celebra en Chicago hasta el martes, la estrategia ha dado una nueva vuelta de tuerca. Un fármaco experimental (solo han finalizado los ensayos fase I, la etapa más precoz de la investigación), que aún responde al imposible nombre BMS-936558, ha logrado por primera vez destruir el mecanismo que utiliza el cáncer para defenderse del sistema inmunológico, una proteína acertadamente denominada Muerte Programada 1 (PD1, de sus siglas en inglés).
Los dos estudios que demuestran la eficacia de esta estrategia no solo se han presentado en el congreso. Su importancia la avala también la publicación en la biblia de las revistas médicas, el 'New England Journal of Medicine', que difunde también un editorial sobre el asunto, escrito por Antoni Ribas, un oncólogo catalán que trabaja y da clases desde hace más de 15 años en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). "Es como si estuvieras jugando al escondite con el cáncer y destruyeras el árbol tras el que se esconde", explica Ribas a ELMUNDO.es.
En realidad, PD1 no está diseñado por el organismo para proteger frente al cáncer; existe para proteger al organismo de las respuestas exageradas del sistema inmunológico. El cáncer se aprovecha de estos frenos y escapa así a la acción de las defensas.
"Llevamos 30 o 40 años intentando que el sistema inmune ataque al cáncer y, hasta ahora, no habíamos conseguido que lo hiciera en más del 10% de los pacientes", explica Ribas, que señala que esta vía se ha explorado porque "durante años" se han visto casos espontáneos de curación del melanoma metastásico (un tumor de muy mal pronóstico) ante activaciones del sistema inmune, como vacunas.
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