La valía de los sueños
Para llegar a esta conclusión, los autores escogieron a 35 adultos jóvenes y sanos para su estudio y se les dividió en dos grupos. Todos ellos veían una serie de 150 imágenes emocionales dos veces y con 12 horas de diferencia, mientras un escáner de resonancia magnética medía su actividad cerebral.
La diferencia estribaba en que mientras que un grupo se mantenía despierto entre ambas sesiones, al segundo se le dejaba dormir entre medias. Los resultados no se hicieron esperar. En el segundo grupo se mostró una drástica reducción en la actividad de la amígdala cerebral, una serie de núcleos neuronales que procesan las emociones, permitiendo de esta manera que el cerebro se comportase de manera 'más racional' en sus reacciones emocionales.
Además, mientras dormían se midieron con electroencefalogramas sus actividades eléctricas cerebrales. Y el resultado confirmaba la primera hipótesis. Se observó que durante el sueño REM, ciertos patrones de actividad eléctrica disminuían, calmando las reacciones emocionales.
"Durante esta fase del sueño, se produce un fuerte descenso de los niveles de norepinefrina, una sustancia química del cerebro que se asocia con el estrés". "Si contamos con una persona sana, que no haya sufrido ningún trauma y pueda dormir con normalidad, y la reducción de esta sustancia tenemos la explicación de por qué nos podemos despertar al día siguiente con una sensación atenuada de nuestras emociones respecto al día anterior
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